
James Tissot. El Círculo de la Rue Royale, 1866
Existe una profunda trabazón entre la obra proustiana y el arte, del renacimiento italiano a las primeras vanguardias, como muestra una exposición en el Museo Thyssen-Bornemisza.
En busca del tiempo perdido, en siete tomos publicados entre 1913 y 1927, es considerada una de las novelas más importantes jamás escritas. Y la literatura es una buena forma de estudiar la historia del arte, sobre todo cuando en la obra tratada se citan a decenas de creadores. Es una novela total, que habla de casi todo, del amor y la guerra, de los celos y la política, de las clases sociales, sobre todo del olvido, y, por supuesto, del arte. Esta exposición transita la vida del autor, ilustra los personajes, ambientes y escenarios de su obra y hace un recorrido desde el renacimiento italiano, la pintura holandesa del XVII o la francesa del XIX (los estilos en los que se inició el joven Proust en el Louvre) hasta las primeras vanguardias, pasando por el barroco o el impresionismo...
El País. Aristócratas y nenúfares: el postureo decimonónico en la visión de Marcel Proust

Joseph M. William Turner. La Dogana y San Giorgio Maggiore, Venecia, 1834

Georges Stein. Jinetes y coches de caballos, Avenue du Bois, hacia 1900

James McNeill Whistler. Marrón y plata: El viejo puente de Battersea, 1859-1863