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Reabre el pabellón de Le Corbusier

Lugar de la memoria

30/09/2019


Los homenajes a artistas suelen darse post mortem. Fue el caso de Le Corbusier y su pabellón en Zúrich, diseñado en vida del maestro como una Maison de l’Homme donde se expondría la colección de la galerista Heidi Weber, pero que, tras ser inaugurado póstumamente en 1967, se usó durante cuatro décadas para presentar las obras e ideas de Le Corbusier, antes de que pasara a propiedad municipal y se sometiera a un cuidadoso proceso de restauración a cargo de Silvio Schmed y Arthur Rüegg, que ha terminado con la reapertura del edificio en mayo de este año.

El Pabellón de Le Corbusier es un edificio importante por varias razones. La primera es estadística: se trata del último edificio proyectado por el maestro francosuizo. La segunda razón es programática: alberga un extraordinario conjunto de objetos que recrean el universo creativo de su autor, desde esculturas hasta muebles, pasando por algunos objets à reaction poétique de su colección particular. La última razón es puramente arquitectónica: se trata, quizá, del edificio más singular de Le Corbusier, uno de los pocos ejecutados con estructura de acero y la materialización de las preocupaciones del último periodo del arquitecto, ligado a la idea, tan de su época, de la síntesis de las artes. De ahí la enhorabuena por la restauración de este emblema construido, más en unos tiempos en los que la figura de Le Corbusier se está poniendo en entredicho por sus ominosas filias fascistas.


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