Hubo un tiempo en el que cuando se hablaba de revistas nadie se planteaba si estaban indexadas o no, sino que simplemente se conocían por su prestigio y la calidad de sus contenidos. De hecho, todavía resultan cercanos los días en que las publicaciones periódicas se valoraban, más que como medida de la ‘frontera del conocimiento’, como espléndidos y raudos vehículos de difusión de la arquitectura más avanzada.
Durante muchos años las revistas fueron el medio más efectivo para transmitir la información y, en buena medida, artífices de la aceptación generalizada del Movimiento Moderno. En ese sentido, gran parte de los estudios las utilizan como fuente documental. Sin embargo, resultan más bien ‘escasas’ las oportunidades en las que se plantean como objeto de la propia investigación.
La convocatoria por parte de la Universidad de Navarra de un congreso dedicado expresamente a las revistas de arquitectura hacía pensar que, esta vez sí, se abordarían estudios e investigaciones relativamente globales en los que se llegase a reflexionar —como proponía la convocatoria del encuentro— «acerca del papel que las revistas desempeñaron en los años de génesis de la arquitectura española moderna». Lamentablemente, el ‘imponente’ volumen de las actas preliminares no arroja demasiada luz al respecto, y todo ello pese a que la masiva respuesta a la llamada de trabajos haya resultado un éxito rotundo.
Así, una gran mayoría de las comunicaciones se han dedicado al estudio de una sola revista, la figura de un único arquitecto o determinado tema de fondo, sirviéndose o relacionando dichos aspectos con la información publicada. Menos numerosas resultan las que abordan visiones nacionales de entrada o salida de información; apenas un seis por cierto rebasa las fronteras de los países y solo dos autores intentan hacer análisis cuantitativos sobre los contenidos de las mismas. En definitiva, se echa en falta una presentación del panorama general de la difusión de la arquitectura moderna, si no a nivel mundial, al menos de la que se produjo en España y desde España a través de las publicaciones especializadas.
Sin embargo, entre las ponencias cabe destacar la de José Manuel Pozo, que termina convirtiéndose en el verdadero eje del congreso por lo inédito de la documentación que maneja. En realidad, el tema que aborda es sobradamente conocido entre los estudiosos: la publicación en 1962 de un número monográfico de la revista suiza Werk dedicado a la arquitectura española coetánea. Las que no resultan tan conocidas son las circunstancias en las que se produjo todo el proceso, algo a lo que Pozo ha tenido acceso gracias al contacto con César Ortiz-Echagüe, el arquitecto que coordinó desde España la elaboración del número, quien le ha facilitado no solo sus papeles, sino también su fantástica memoria.
Y con todo ello se ha reeditado un facsímil de ese Werk 6/62 que, junto a las contribuciones de Pozo y Ortiz-Echagüe, conforma un nuevo e interesante documento que explica de un golpe de vista el valor que adquirieron las publicaciones periódicas como estímulo para el progreso de la arquitectura, particularmente de la que se hizo en España en las décadas posteriores a la finalización de la Guerra Civil.
Porque hubo un tiempo en el que las revistas incluso construyeron la propia arquitectura.