Santiago Calatrava
A finales de mayo, Santiago Calatrava recibía de forma casi simultánea el doctorado honoris causa por la Universidad de Lund, Suecia, y el premio Príncipe de Asturias de las Artes, en lo que el propio interesado ha descrito como una «sucesión de milagros». Tras imponerse en la recta final al pintor Miquel Barceló, de cuya obra se confiesa admirador y coleccionista, el arquitecto nacido en la localidad valenciana de Benimámet en 1951 pasa a ser el tercer proyectista distinguido con un galardón que antes había honrado al brasileño Óscar Niemeyer y al español Francisco Javier Sáenz de Oíza. El jurado valoró tanto la precocidad de Calatrava como su vocación de asumir riesgos, materializada en una producción que hermana la escultura, la arquitectura y la ingeniería. Desde sus estudios en Zúrich, París y Valencia se construyen hoy puentes para Holanda y Venecia; un museo en Milwaukee; la nueva terminal del aeropuerto bilbaíno de Sondica; o una estación de alta velocidad para Lieja. Pero la obra de la que Calatrava asegura sentirse más orgulloso es la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, un ambicioso proyecto recreativo y cultural en el que trabaja desde hace ya una década.