Rem Koolhaas
Con la ciudad de Jerusalén como milenario telón de fondo, el holandés Rem Koolhaas recogía el 29 de mayo el premio Pritzker 2000, lejos del bullicio metropolitano que, además de ser el punto de partida de sus proyectos, también es el tema sobre el que gravitan sus polémicos escritos. En Delirious New York (1979), S, M, L, XL (1996) o ‘El espacio basura,’ publicado al hilo de la exposición ‘Mutations’ (2000), este iconoclasta que fue periodista y guionista de cine antes de dedicarse a la arquitectura disecciona los fenómenos urbanos contemporáneos. El premio patrocinado por los dueños de la cadena hotelera Hyatt ha distinguido así al patriarca de la más irreverente generación de la arquitectura holandesa, la que ahora inunda las páginas de las revistas con propuestas donde las contradicciones e instintos de la sociedad actual se emplean como material de trabajo. El Congrexpo de Euralille (cuyo plan general también realizó), la casa en Burdeos o el Educatorium de Utrecht son una muestra de la variedad de escalas con las que trabaja Koolhaas, que ahora construye la embajada holandesa en Berlín, la Casa da Música en Oporto o la biblioteca de Seattle, y diseña además boutiques para Prada.