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Peter Marino, un extraño arquitecto

El estilo es el hombre

31/03/2015


Por supuesto, el conde de Buffon no pensaba en sujeto tan extraño cuando escribió aquello de ‘El estilo es el hombre mismo’. Pero la sentencia, probablemente, podría aplicarse con justicia a Peter Marino, el diseñador neoyorquino graduado en Cornell que, después de trabajar en estudios tan serios como los de I. M. Pei y SOM, fue descubierto por el artista por antonomasia de la figuración posmoderna, Andy Warhol, quien le encargó el proyecto de su apartamento neoyorquino, el mismo por el que en los años 1970 pasaba la flor y nata de la vanguardia norteamericana. Fue allí donde Marino conoció a Pierre Bergé e Yves Saint Laurent, que se atrevieron a contratar los servicios de aquel arquitecto novato para proyectar y decorar sus sucursales en medio mundo. Desde entonces, Marino —gran coleccionista de arte— no ha dejado de construir las más exclusivas tiendas de lujo y también las más pomposas residencias para todo tipo de clientes: desde Bernard Arnault, el dueño del emporio Louis Vuitton, hasta los jeques de los países del Golfo. Según se dice, ninguno de esos proyectos ha bajado nunca de los 6 millones de euros de presupuesto.

Nadie duda de que su éxito tenga que ver con su talento desbordado —de hecho, Art Basel acaba de dedicarle una gran retrospectiva en Miami—, pero es difícil no asociarlo también a su inconfundible y presuntamente glamurosa imagen de marca: gorra de policía sobre cresta mohicana, y fornido cuerpo envuelto en cueros a lo gay-biker. ¿El estilo es el hombre?


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