El Museo Reina Sofía de Madrid, a unos metros de Lacaña, dedica una de sus grandes exposiciones de la temporada a ese trabajo: Máquinas de trovar. El título, con ecos del Mairena de Antonio Machado, resume bien el universo de alguien cuya obra ha podido verse en los eventos artísticos más influyentes del mundo —de la Documenta de Kassel a la Bienal de Venecia—, pero al que la palabra artista se le queda pequeña. Al mismo tiempo que la antológica de Madrid, Romero (Aracena, Huelva, 57 años) ocupa la Galería Municipal de Oporto con Cruzar la frontera. Los nuevos babilonios, un proyecto sobre la vida errante de exiliados, libertarios y romaníes. Además, publica tres ensayos y estrena una película. Los libros son Wittgenstein, los gitanos y los flamencos (Arcadia); Los dineros: apuntes para un Proyecto de Diccionario de Economía Política, y Al pie: caprichos, desastres, tauromaquias y disparates en torno a la danza y el baile (ambos en la editorial Athenaica)...
El País: Pedro G. Romero, mucho más que el gurú intelectual de la revolución flamenca
El Cultural: Pedro G. Romero, de principio a fin