Nueva York, el nuevo skyline de la desigualdad
Vivir por las nubes
Hay tanto tráfico como siempre en la calle 57 de Manhattan, pero a la mezcla habitual de taxis amarillos y coches negros se añaden ahora los muchos camiones que transportan material a las obras de los que pronto serán los edificios más altos de Nueva York. De hecho, ya se han levantado dos nuevos rascacielos: el One57 (o 157 West 57th Street), de 306 metros de altura, una torre en cascada y recubierta de paneles de vidrio azul, gris y plata que ha construido Christian de Portzamparc en media manzana frente al Carnegie Hall; y, más al Este, en una manzana profunda entre las calles 56 y 57, el 432 Park Avenue proyectado por Rafael Viñoly, con sus 426 metros de altura y su estructura de hormigón. Son torres que no sólo llaman la atención por sus formas, sino también por los extraordinarios precios que llegan a alcanzar sus apartamentos con vistas a Central Park: 100,7 millones de dólares por un ático de dos plantas en el One57, y 95 por un ático en el 432 Park Avenue, donde el precio medio es superior a los 75.000 dólares por metro cuadrado. Los medios de comunicación, desde la sección inmobiliaria del New York Times Sunday hasta la publicación digital CurbedNY, informan periódicamente de los importes récords que se pagan por este tipo de apartamentos, una cifra que en Manhattan es raro que baje de los ocho dígitos...