Uno de los primeros actos de la Bienal de Venecia consiste en anunciar el ganador del León de Oro a la trayectoria profesional. En esta edición no puede decirse que Aravena no haya ido sobre seguro, premiando a un maestro de la talla de Paulo Mendes da Rocha (véase AV Monografías 161). Sin necesidad en este caso de argumentos prolijos, el comunicado oficial ha recordado cosas de sobra conocidas, como la «atemporalidad de su obra» o su «asombrosa consistencia» fruto de «su integridad ideológica y su genio estructural», pero ha dado algunas claves que sí resultan relevantes desde el punto de vista de la ideología de la Bienal, como el enfoque multidisciplinar de Mendes da Rocha, que abarca la política, la geografía, la historia o la técnica, o el papel ejemplar que desempeñó para varias generaciones de arquitectos latinoamericanos.