Límites del vidrio

¿Un material estructural?

Ignacio Paricio 
01/02/2002


Nicolas Grimshaw ganó brillantemente el premio Mies van der Rohe en 1995 con su famosa terminal londinense de Waterloo para el tren del túnel bajo el canal. Como todo el mundo sabe, el elemento esencial del edificio es una cubierta que protege los andenes y acompaña el trazado de las vías en la suave curva vecina a la vieja estación. Esa cubierta está formada por una sucesión de arcos de tres articulaciones, que soportan un bello juego geométrico de elementos planos cerrados por chapa en el lado de la cubierta, y por vidrio en la otra. La cubierta de vidrio es realmente espectacular y su solución técnica sofisticadísima. Las piezas de vidrio son capaces de asumir las deformaciones de la liviana estructura gracias a ingeniosos mecanismos que han reproducido hasta la saciedad todas las publicaciones. Todo ello para conseguir esa imagen de transparencia y de liviandad que se ha convertido en la principal obsesión de la arquitectura en este cambio de siglo. El paroxismo del ‘más con menos’, la búsqueda de una piel tersa aparentemente indiferente al paso del tiempo, la sugerencia de liviandad de un material supuestamente etéreo y la falsa leyenda de su transparencia convergen en exigir el uso del vidrio en cualquier edificio que se precie y a cualquier precio...[+]


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