Filtros, de Aires Mateus a Bevk Perovic
Contras y postigos
Las contraventanas exteriores tienen una larga tradición. Se han utilizado sobre todo como protección en climas fríos, o cuando se incorpora la seguridad a la lista de exigencias requeridas. En nuestro clima se prefiere colocar en el exterior la protección solar y reservar el oscurecimiento y las protecciones térmica y acústica a unos tableros en el interior, tableros a los que también llamamos contraventanas pero que quizá es más preciso definir como postigos o, incluso, porticones.
Por ello la contraventana exterior opaca no tuvo importancia en la vivienda burguesa decimonónica, paradigma de eficacia por la riqueza de sus filtros. Sorprende así el protagonismo que esas hojas exteriores han tomado en el diseño de muchos edificios contemporáneos. Pero, no nos engañemos, si recurrimos a ellas no es, en la mayor parte de los casos, en busca del confort, sino para conseguir la continuidad de las fachadas. Desdibujar, conseguir la desaparición de las ventanas es el sueño de una composición arquitectónica que rehúye las dificultades compositivas del hueco y se refugia en la belleza abstracta de las formas geométricas elementales y de las superficies tersas y monocromas...