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La técnica humanista

Norman Foster, Manchester (1935)

Luis Fernández-Galiano 
30/09/2020


Hijo único de una familia trabajadora de Manchester, el joven Norman se interesa por las máquinas y los aviones, sueña con el futuro que describe la ciencia-ficción, y descubre el mundo a través de sus lecturas en la biblioteca pública. Tras dos años empleado en el Ayuntamiento, consigue un trabajo administrativo en un estudio de arquitectura, y por las noches copia los dibujos de la oficina para disponer de un porfolio que le permita ingresar en la Escuela de Arquitectura. Una vez en ella, su destreza con el lápiz le hace ganar varios concursos de dibujo, y utiliza el dinero de los premios para recorrer Europa visitando los edificios que sólo conoce por fotografías. Así se familiariza con la obra de Le Corbusier o de los daneses Fisker, Jacobsen y Utzon, pero también con la arquitectura clásica de Palladio, los espacios públicos de ciudades históricas como Siena y la construcción vernácula. Una beca le lleva a completar su formación en Yale con profesores como Paul Rudolph, Serge Chermayeff o Vincent Scully, a conocer la arquitectura y la sociedad estadounidense a través de extensos viajes por el país, y a trabar amistad con el también británico Richard Rogers, con quien establecería su primera oficina —bajo el nombre de Team 4, con sus esposas Su Rogers y Wendy Cheesman— tras el regreso de ambos al Reino Unido... [+] 


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