La relevancia de la arquitectura en la pedagogía. Un modelo: el colegio Estudio
Foto cortesía del Colegio Estudio
Los espacios abiertos y el aprovechamiento de los entornos naturales dentro y fuera del colegio son seña de identidad de Estudio desde sus orígenes. Jimena Menéndez-Pidal, Carmen García del Diestro y Ángeles Gasset fundadoras del Colegio Estudio en 1940, tenían el propósito de preservar y difundir la filosofía pedagógica de la Institución Libre de Enseñanza. Luis Fernández-Galiano explica en el Boletín número 10 de la Fundación Estudio, “la Institución Libre de Enseñanza (ILE) abrió el camino para que pedagogos, higienistas y arquitectos definieran, en colaboración, las características que deben poseer los edificios escolares: composición lineal que facilite que la luz y el aire envuelvan completamente el edificio; un solar que permita un estrecho contacto con el medio natural, prolongación deseada del aula; austeridad y alejamiento del lujo y lo superfluo en la decoración.” Y Estudio heredó esa conciencia estética y pedagógica.
El diálogo entre pedagogía y arquitectura ha marcado la evolución de los espacios escolares, cada uno desde su visión y lenguajes específicos, reflexiona acerca de cómo debería ser el aula, cómo llamar la atención sobre los espacios interpuestos como espacios de aprendizaje y el dentro-fuera que permite difuminar los límites de las aulas. Fernando Higueras, alumno de Estudio fue el primer arquitecto que salió del colegio. En 1959 termina la carrera de Arquitectura y en 1961 recibe el Premio Nacional de Arquitectura. Cuando Fernando Higueras diseña el edificio de Valdemarín destina para el aprendizaje varios espacios al aire libre. Las zonas que rodean al colegio son lugares donde seguir aprendiendo en contacto con el entorno natural...
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