Con unos espesores casi inconcebibles en una Europa crecientemente normalizada, los muros de piedra constituyen el principal atractivo de la arquitectura espacialmente simple y formalmente despojada de Eduardo Souto de Moura. Seducido por la belleza directa de esas fábricas de grandes sillares de granito cuyo acuerdo se consigue mediante juntas de pequeños guijarros, Werner Blaser ha fotografiado los rincones más anecdóticos de obras como el mercado de Braga, la casa Sousa Pereira o la Pousada de Santa María do Bouro, reunidos con fervor documental junto a un texto de Jacques Herzog. Más que un libro para arquitectos, el resultado es la colección de postales de un admirador rendido.