«Van Eyck resucitó el espíritu de la vanguardia en una atmósfera donde el Movimiento Moderno estaba alcanzando el éxito en un sentido equivocado ... “Si la sociedad no tiene forma, ¿cómo puede la arquitectura ofrecer una contraforma?”, fue la muy citada pulla que Van Eyck introdujo en el debate sobre la relación y la responsabilidad de los arquitectos para con la sociedad. Van Eyck actuó como un gurú y verbalizó la conciencia de la profesión. A principios de los sesenta, en la Academia de Arquitectura de Amsterdam, inspiró a jóvenes arquitectos... quienes tradujeron sus ideas sobre una ‘disciplina configurativa’ a una estrategia geométrica en ocasiones excesivamente rigurosa basada en la combinación de pequeñas unidades, una tendencia que posteriormente fue bautizada como ‘estructuralismo holandés’.

Hans Van Dijk, ‘Últimos magisterios’, Arquitectura Viva 54 (1997).[+]