Espacios Sagrados Hoy

Modos de trascender

01/07/2021


Marina Tabassum, Mezquita Bait Ur Rouf, Daca (Bangladés)

LA ARQUITECTURA con mayúsculas, la arquitectura concebida para perdurar, fue fundamentalmente la sagrada. Los orígenes de la disciplina se confunden con los del rito religioso; de hecho, el primer arquitecto de la historia, Imhotep —constructor de la pirámide de Saqqara— fue también —y sobre todo— un sacerdote. Cada civilización, cada generación, ha proyectado sus anhelos de trascendencia en grandes edificios.

De las tumbas de los faraones al Partenón, de las estupas budistas a las pirámides mayas, de los jardines sintoístas a las catedrales góticas, el rosario de templos que jalonan la civilización humana es tan largo como la propia civilización. Con la irrupción del laicismo, sin embargo, las cuentas susceptibles de ensartarse en esa tradición comenzaron a escasear, se hicieron más raras. Los tiempos de la máquina no eran los de la fe, y los arquitectos de vanguardia pasaron a comprometerse con otros problemas. El resultado fue paradójico: la arquitectura religiosa, antes en manos de los mejores y tantas veces laboratorio de innovación, acabó convirtiéndose en un reducto de conservadurismo que pronto devino en mediocre.

En Occidente, hubo que esperar a los dinámicos tiempos del Concilio Vaticano II —que no en vano coincidieron con los de la revisión crtítica de la modernidad— para que llegaran a la arquitectura religiosa los soplos reformistas, y para que los mejores arquitectos volvieran a implicarse en el diseño de espacios sacros. Le Corbusier en Francia, Böhm en Alemania, Lewerentz en Suecia, Nervi en Italia o Fisac en España, entre muchos otros, supieron trascender los antiguos tipos en modelos dotados de una espacialidad y una materialidad inéditas; modelos en los que los códigos historicistas hasta entonces al uso y la ornamentación ligada a la tradición litúrgica dejaron paso a un lenguaje comprometido con la modernidad y que no por despojado renunciaba a ser sublime.

Es precisamente en esta tradición moderna donde hay que inscribir los proyectos que hoy siguen renovando la arquitectura religiosa tanto en lo que toca a los espacios y materiales cuanto a la atención a las exigencias de credos que ya no son solo los cristianos, sino también los de otras grandes religiones o incluso la fe, acaso más problemática, de la trascendencia laica.

Se trata de una variedad de la que dan cuenta las cuatro obras recogidas en este dossier: el centro de budismo Won en Houston, de Carlos Jiménez, que es esencial y doméstico; el santuario budista en Tangshan (China), de Archstudio, que es telúrico al mismo tiempo que háptico; el centro cultural islámico en Liubliana (Eslovenia), de Bevk Perović, que es cartesiano a la vez que metafísico; y la capilla de madera en Unterliezheim (Alemania), de John Pawson, que es totémica por su manera radical de insertarse en el paisaje y atmosférica por su ambiente íntimo y abierto al tránsito de los meteoros.

Eduardo Souto de Moura, Capilla del Vaticano para la Bienal de Arquitectura, Venecia (Italia)


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