Cuando hace tres años titulé ‘Last Chance’ (última oportunidad) mi introducción a la primera entrega de Al Manakh, no anticipaba la posibilidad de que hubiese un Al Manakh 2 en el que la crisis hubiese obligado a hacer un chequeo potencialmente embarazoso de los argumentos que dieron lugar al primer libro. Pero llegó la crisis, y alcanzó a Dubai y al Golfo. Entre otros aspectos, el primer Al Manakh daba la réplica a los perezosos críticos occidentales que resumían la situación así: ‘Speer y Disney se encuentran en las costas de Arabia’. Esos mismos críticos se regodean ahora, con comprensible alegría frente al mal ajeno, ante los apuros de Dubai. Los críticos europeos y americanos que ridiculizaban el Dubai precrisis por su ciega entrega a modelos de desarrollo anglosajones, culpabilizan ahora al Dubai poscrisis por no ser inmune a la corrupción tóxica de Wall Street...