Richard Ingersoll se doctoró en Berkeley con Spiro Kostof, y ha dedicado muchos años de su vida a revisar y poner al día A History of Architecture: Settings and Rituals, el capolavoro de su maestro, que falleció prematuramente en 1991. El proceso ha sido sin embargo tan largo, y las revisiones tan extensas y profundas, que el resultado es un texto enteramente nuevo, donde quizá late el espíritu de Kostof, pero que pertenece por completo a su nuevo autor. Ingersoll le ha dado un nuevo título, una nueva estructura narrativa y un más amplio enfoque, pero la devoción filial le ha impulsado a mantener en la cubierta el nombre del que fuera su profesor, un griego nacido en Turquía que se educó en Estambul y Yale para establecerse finalmente en California, desde donde transformó la historia académica de la arquitectura, introduciendo en ella la dimensión urbana y adoptando un punto de vista multicultural.
En el nuevo libro, Ingersoll presta menos atención a lo urbano, pero pone un énfasis mayor en aspectos sociales como la clase y el género, y extiende extraordinariamente la multiculturalidad de la obra inicial, describiendo y analizando en detalle la arquitectura de casi cuarenta culturas diferentes, todas ellas entendidas en su marco geográfico, y esencialmente independientes de la tradición occidental. Richard Ingersoll —que tras su formación en Berkeley, donde fundó y dirigió durante un largo periodo Design Book Review, se estableció finalmente en Florencia— compagina su labor docente universitaria con su trabajo como crítico en Arquitectura Viva y otras publicaciones, y esa doble dimensión otorga a su texto rigor histórico y sensibilidad ante lo contemporáneo.
Con casi mil páginas de gran formato y más de un millar de ilustraciones, el libro se extiende desde la prehistoria hasta la arquitectura más reciente, y estructura su contenido rítmicamente con veinte capítulos cronológicos, cada uno de los cuales se divide en tres secciones para dar cuenta de culturas o fenómenos coincidentes en el tiempo pero temáticamente segregables. Aunque cualquier arquitecto o interesado en las artes se beneficiará del inteligente y original relato de Ingersoll, el libro está destinado a estudiantes, y de ahí que el texto se acompañe de mapas, cronogramas y recuadros informativos, además de un sitio en la red donde los alumnos pueden descargar guiones o cuestionarios, y sus tutores imágenes para proyectar en el aula.
Sumamente recomendable por lo exhaustivo de su cobertura, lo refrescante de sus enfoques y la claridad rigurosa de sus textos, la obra tiene sin embargo que pagar el peaje de su uso escolar con una diagramación excesivamente fragmentada, innecesariamente adornada con filetes de colores y ocasionalmente tosca en su didactismo; un reproche al que debe añadirse el escaso refinamiento de los gráficos y mapas, así como la desigual calidad de las fotografías (muchas de las cuales del propio autor). Es inevitable compararla con la sobriedad de la obra original —también editada por Oxford University Press—, un tomo de similar formato y volumen, lacónicamente compuesto en tres columnas con eficaces fotografías en blanco y negro y los elegantes dibujos de Richard Tobias. Pero estas objeciones gráficas en nada empañan el extraordinario logro que la obra supone, cuya excelencia intelectual y ética la hace merecer una pronta segunda edición que eleve sus páginas a un nivel estético comparable.