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Chillida-Leku, reapertura

Sueños de la materia

30/06/2019


El legado de los artistas suele ser fuente de conflictos. Unas veces porque la voluntad del finado no coincide con la de sus herederos; otras porque estos pugnan entre sí por hacerse con las obras; y otras, finalmente, porque no se terminan de definir las competencias de la gestión del legado. Este último ha sido el caso Chillida-Leku, el sueño del artista guipuzcoano Eduardo Chillida (1924-2002), que ha sufrido las consecuencias de un conflicto a tres bandas (herederos, galeristas y administraciones) hasta el punto de haber pasado cerrado diez de sus dieciocho años de historia. Inaugurado en 2001 como uno de los más singulares museos de escultura al aire libre de Europa, Chillida-Leku tuvo que echar el cierre una década después, y no fue hasta 2017 cuando se llegó al acuerdo entre la familia y los galeristas Hauser & Wirth que ha permitido la reapertura de la institución en abril de este año.

Con ello, podrá visitarse de nuevo esta suerte de obra de arte total de reminiscencias primitivistas, ubicada no lejos de Hernani, y que está formada por cuarenta obras de gran formato ligadas a un material esencial (el hierro, el acero y granito) y dispuestas sobre una exquisita alfombra verde de once hectáreas, donde crecen chopos, robles y hayas. El conjunto se completa con las cincuenta piezas de mediano y pequeño formato que se atesoran en el caserío de Zabalaga, un esqueleto de piedra, madera y vidrio que el propio Chillida supo convertir en una obra de arte más. 


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