Jerusalén inaugura nuevo acceso en el extremo este de la ciudad: un puente de 360 metros proyectado por Santiago Calatrava que se eleva sobre un nudo viario y que combina el paso de trenes ligeros —un sistema de transportes impulsado por el Ayuntamiento— y la circulación peatonal. El mástil de 118 metros, unido a la estructura principal por un conjunto de tirantes que dibujan una curva parabólica, se alza como un hito en la ciudad santa, que celebró el 40 aniversario de su reunificación tras la Guerra de los Seis Días en el día de la inauguración.