Cuando la II Guerra Mundial llegó a su fin, los países nórdicos, aunque seguían fuertemente vinculados por una cultura similar, se encontraban en situaciones económicas muy diversas. Finlandia había luchado dos veces contra los rusos y luego contra los alemanes, y en el proceso había perdido importantes zonas de su territorio, mientras que grandes áreas de la superficie restante (sobre todo en el norte) estaban devastadas. La ocupación nazi de Noruega había sido brutal y, tras los combates, el norte quedó arrasado, al igual que algunas de las ciudades de la costa occidental y diversas zonas claves para el desarrollo económico en otros lugares del país. La ocupación de Dinamarca fue bastante más benigna, y las destrucciones fueron menores, pero como todas las demás naciones del imperio nazi, ésta también tuvo que enfrentarse a grandes privaciones...[+]