Este libro empieza bien. Cita de Adolf Loos en la solapa y alusión a Las ciudades invisibles de Italo Calvino en las primeras líneas del primer capítulo. Antes, en el prefacio, una aseveración del autor que no es difícil compartir: el cementerio de Igualada, de Miralles y Pinos, está entre las obras maestras de la arquitectura de la muerte de este siglo, junto con el cementerio sur de Estocolmo, de Asplund y Lewerentz, la tumba de la familia Brion, de Scarpa, o el cementerio de San Cataldo en Módena, de Rossi. Para decepción del lector, las aportaciones singulares al tema prácticamente acaban aquí. Arquitecto y redactor de la revista Church Building, Heathcote es autor de un libro sobre Imre Makovecz y coautor de otro volumen de esta serie de Academy dedicado a los constructores de iglesias, aunque en este caso no haya sacado mucho partido de esa vinculación suya con la dimensión espiritual de la disciplina. El propósito era proporcionar algunas claves de la evolución de la arquitectura y el arte funerario modernos, pero la calidad e intensidad emotiva de los proyectos seleccionados es tan dispar que no acierta a cumplir su objetivo.