Con piezas del Museo Vitra de Weil am Rhein y del Museo Aalto de Jyväskylä, se presenta en el CaixaForum madrileño una muestra itinerante de la obra del maestro: ‘Alvar Aalto: arquitectura orgánica, arte y diseño’. Pero, ¿cómo interpretar de nuevo la obra del finlandés en un ámbito tan poco aaltiano? La cosa tiene algo de aquella famosa sentencia «Mais c’est Donatello parmi les fauves!» que pronunciara el crítico de arte Louis Vauxcelles al comentar las obras presentadas en el Salón de Otoño de París en 1905: he aquí la elegancia orgánica de Aalto presa en los cajones ciegos del expresionismo suizo, posmoderno y anguloso de Herzog & de Meuron. La oposición difusa entre ambos acompaña al visitante a lo largo del recorrido de la muestra, y tanto más a medida que se excita en la memoria el recuerdo vivo y vivido de los espacios de Aalto… porque de paredes y paneles cuelgan, bajo el duro ritmo de las vigas y en un orden difícil, espléndidas imágenes de los extraordinarios interiores aaltianos. Predomina en la exposición la narración visual de los interiores y la cualidad de sus espacios sobre el acostumbrado desfile de los volúmenes: no entramos en la muestra habitual de edificios singulares, sino en un elogio de la vida en el interior de esa arquitectura de Aalto que ha dado en llamarse orgánica. Interiores dibujados, fotografiados, maquetados y ordenados en un concierto pedagógico, entre cronológico y temático, con una coda inesperada que aborda la imprecisa estela de Aalto en la España de los primeros años 1950...