Kader Attia, Holly Land I

En un país de contorno duro como España, de costas altas y apenas desflecadas, los dos archipiélagos parecen una excepción en su historia y en su cultura. El mar de España no es el Egeo ni el Báltico, un ir y venir entre los perfiles de sus islas, sino un límite vacío hasta el horizonte, tras el cual se nos esconde Italia, nos inquieta África y se nos promete América. El horizonte de África, camino de América ha señalado la historia de las islas atlánticas, pero ahora Canarias, como casi todas las regiones de España en estos tiempos de prosperidad económica y descreimiento político, re-piensa su identidad y trata de dibujar su futuro. Desde su condición de archipiélago africano desdoblado en sendas provincias españolas, se piensa como puerta de África; desde su economía turística se piensa como una Florida de Europa; y desde su más íntima tradición intenta ajustar cuentas con su pasado y su presente. La paleología guanche es demasiado débil para servir de mito fundacional y parece más creíble el del gran puerto del comercio colonial. Sin embargo, el turismo de masas es lo que hay. Por el momento, la teoría de un paraíso de vanguardia sostenible se muestra como un deseo de modernidad new age. Y a nadie se escapa el peligro de impulsar una nueva penetración en África desde el Atlántico, esta vez cultural y económica, que podría actuar en sentido inverso... [+]