1950-1970: residencias en la tierra

Jorge Torres 
31/08/1996


Quiero tener una casa que se me parezca (en lo bello): una casa que refleje mi humanidad.» Esta frase de Ernesto N. Rogers resume las inquietudes acerca de la casa que surgen en la inmediata posguerra, al calor del difundido slogan de «la humanización de la arquitectura». La catástrofe bélica cambia las coordenadas del pensamiento europeo, donde se observa el abandono de la metafísica y el acercamiento a la experiencia personal. El objeto y los procedimientos de la arquitectura se someten a revisión, y la casa —donde persona, morada y lugar se relacionan de forma inextricable— adquiere un valor primordial. En España, estos temas, latentes pocos años antes, incardinan el pensamiento de los jóvenes arquitectos que trataban de hacerse un hueco en el oscuro panorama intelectual de los primeros años de la autarquía franquista...[+]


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