Dependiendo del punto de vista, la gran escultura diseñada para la Zona del Cuerpo parece una sola figura demediada o dos estrechamente abrazadas, cuyas entrañas encierran una exposición sobre genética y anatomía. Es una propuesta deliberadamente ambigua para que todos los visitantes, con independencia de géneros e inclinaciones sexuales, puedan sertirse representados en ella. Así, se ha prescindido de algunos elementos que, como los ojos, podrían haber contribuido a su caracterización en términos diferenciales, mientras se han trabajado especialmente otros que, como la piel, colaborasen en su definición artística. Una malla de tubos y redondos de acero de distintas secciones conforma, en capas sucesivas, el ‘esqueleto’, sobre el que se proyecta una fina película de hormigón armado con fibra de vidrio revestida a base de plaquetas de plástico de distintos colores formando degradados. La torre central, junto con las cajas de ascensores, proporciona estabilidad a esta gran estructura de 28 metros de altura. 

Más allá de los propósitos educativos y lúdicos que guían el programa expositivo y desde el convencimiento de que la arquitectura es capaz de provocar sensaciones y experiencias que no son estrictamente arquitectónicas, este proyecto aspira a que los espectadores tomen conciencia de su propio cuerpo...[+]