Fish Museum, Karmoy
Snøhetta 

Fish Museum, Karmoy

Snøhetta 


En los últimos años nuevas industrias han comenzado a reemplazar las tradicionales formas de trabajo que habían venido desarrollándose en las pequeñas comunidades rurales noruegas. En los pueblos costeros, el sector servicios con actividades subvencionadas por el estado ha sustituido a una economía basada en la pesca y el mar, y muchos de ellos están buscando caminos para salvaguardar su identidad. La creación de museos dedicados a la historia local es uno de los caminos posibles para asegurar la vitalidad de estos enclaves.

Pero la necesidad de explorar y estudiar el pasado tiene dos aspectos contrapuestos que se ponen de manifiesto en los museos: por una parte son lugares donde aprender acerca de la creatividad e inventiva de nuestros antepasados; y por otra la recreación del pasado en ellos puede crear visiones artificiales, mostrando formas de vida congeladas para las que el progreso es casi una amenaza.

La pesca ha sido el modus vivendi tradicional de la pequeña comunidad costera de Karmoy. Con el fin de crear un lugar que fuese foco de atención sobre esta industria, se decidió construir un museo que al mismo tiempo que acogiera distintos materiales de valor etnográfico, pudiera también ser una institución educativa para la población y sus visitantes, desde la que llevar a cabo una prospectiva de la industria pesquera en el futuro. Dado que ésta ya no tiene el mismo peso que antaño, el presupuesto para el museo era muy limitado y su diseño no podía ser caprichoso.

Fusión con el paisaje
Aunque su emplazamiento en un pintoresco fiordo, rodeado por diminutas casas y edificios en su mayoría ligados a la industria de la pesca podría haber sugerido añadir otra construcción de apariencia vernácula a un paisaje salpicado de ellas, el camino escogido fue otro. El edificio se coloca al borde de un cortado y en perpendicular a la línea de la costa, de forma que parte del mismo literalmente vuela sobre las rocas. En el extremo de tierra se sitúa el acceso, y en el que da al mar se abre un gran ventanal al fiordo. Además de su situación, las proporciones alargadas y estrechas de esta nueva pieza también contribuyen a distinguirla de sus vecinas. En previsión de futuras ampliaciones, se han dejado amplios vanos en la estructura de hormigón que permitirían enchufar nuevas alas al museo; en los puntos donde se requiere luz natural estos vanos se cierran con vidrio; y en los restantes casos con un panel de contrachapado que cambiará su aspecto con el paso del tiempo.

El hormigón es un material poco habitual en estas latitudes. Para favorecer su integración con la vegetación y las rocas se ha tratado con un fertilizante químico que hará crecer musgo en su superficie, consiguiendo la gama de verdes, dorados y grises, y la textura aterciopelada característica de este tipo de plantas. Además, parte de la superficie de vidrio se ha cubierto con un compacto tejido vegetal, utilizando una técnica constructiva propia de la zona y de probada eficacia climatizadora, realizado a base de ramas de helecho entrelazadas sobre un sencillo bastidor de madera.

En el interior y junto al ventanal sobre el fiordo, el reflejo de la luz natural sobre el pavimento de hormigón pulido produce la sensación de que el mar ha inundado el edificio...[+]


Obra
Museo de la Pesca, Karmoy, Noruega.

Cliente
Stiftelsen Karmoy Fishing Museum.

Arquitectos
Snohetta: Craig Dykers, Christoph Kapeller, Kjetil Thorsen (directores), Lisbeth Funk, Knut Tronstad.

Colaboradores
Peter Rasmussen (ingeniería y dirección de obra); Ranghild Momrak, Rainer Stange (paisajismo).

Contratista
Einar Tangjerd.

Fotos
Jiri Havran, Snohetta.