Situada en el centro de Mallorca, Inca es una pequeña ciudad más conocida por su singular industria dedicada al calzado y la marroquinería que por su tradicional importancia en la agricultura y ganadería de la isla. Convertida por la historia en una encrucijada de caminos, Inca presenta una trama mediterránea, de pequeña escala, casi doméstica y, en ocasiones, demasiado densa, donde es difícil encontrar enclaves abiertos y públicos.

En este contexto, la demolición del antiguo mercado municipal ha supuesto una oportunidad para inaugurar un espacio urbano inédito en el mismo centro de la ciudad, a pocos metros de la calle Mayor y el Ayuntamiento. El propósito de conseguir la mayor superficie posible de espacio público, concebido como el verdadero soporte de las actividades presentes y futuras que tendrán lugar en el nuevo enclave, ha sido determinante a la hora de plantear la propuesta, que entierra la parte del programa destinada al supermercado y el ayuntamiento para disponer el resto del programa (locales comerciales, oficinas municipales y mercado) sobre rasante, siguiendo una gradación vertical que alcanza su cota máxima en la zona destinada a las oficinas. Esta sucesión de alturas no se produce a saltos, sino que discurre de manera uniforme a través de la cubierta —concebida como una continuación del espacio público al que rodea— que se dispone en forma de cinta, cosiendo las distintas variables del proyecto.

Partiendo de uno de los extremos del solar, la cinta —cuya huella se destaca mediante un cambio en el material del pavimento, que pasa de la piedra en la plaza a la madera en la cubierta— se va elevando para albergar primero el acceso al aparcamiento, tranformándose después, una vez que ha ganado la altura suficiente, en una pérgola horizontal paralela a la calle, que hace posible la permeabilidad del tránsito entre ésta y la plaza. A partir de aquí, el paseo arquitectónico discurre en zigzag a lo largo de tres tramos inclinados que cubren el espacio del nuevo mercado, rematándose esta sucesión de planos en pendiente con uno horizontal que corresponde, por su parte, a la cubrición de los locales comerciales y oficinas municipales, con el que se termina el recorrido plegado iniciado en la plaza.