La nueva Galería Leme se ha construido a dos manzanas del edificio homónimo original, erigido en 2004 y demolido a finales de 2011. Entre desarrollar un nuevo proyecto y reconstruir el espacio de la antigua galería en su nueva ubicación, se optó por reproducir de manera exacta el diseño previo, ampliándolo con un pequeño anejo en forma de cubo, de 9 x 9 metros de planta, ligado mediante una cavalcavía al edificio principal.

Aparte de conservar el espacio expositivo en cuanto imagen de ‘marca’ ya consolidada, clonar la galería sirvió también para reflexionar sobre los problemas de conservación del patrimonio arquitectónico —particularmente en São Paulo, que está sufriendo una rápida transformación urbana— desde un enfoque que prioriza el proyecto sobre la materia construida. Por otro lado, el hecho de que la demolición de la antigua galería se realizase después de haberse terminado la construcción de la nueva —solapándose ambas durante algunos meses— hizo posible que pudieran visitarse los edificios consecutivamente, dando lugar a un curioso efecto de déjà vu.

Tanto el edificio principal como el anejo están construidos con hormigón armado en su totalidad. La intención fue mantener la misma matriz formal y material del primer proyecto, extendiendo su carácter incluso a la pasarela de conexión entre el espacio original de la galería y la ampliación, que alberga una gran área de almacenamiento en su planta superior y una nueva sala de exposiciones en la baja. La pasarela se tiende sobre un patio abierto, concebido como un espacio de articulación entre los escuetos volúmenes que cobijan el conjunto del programa.

En su búsqueda de espacios diáfanos aptos para fines expositivos, las áreas técnicas y de servicios se concentran en una franja lateral. Por su parte, las zonas administrativas se vuelcan sobre las expositivas, con las que comparten una misma iluminación cenital —homogénea y a la vez plástica—, que se cuela a través de lucernarios excavados en el hormigón.