Viviendas y oficinas, Berlín

Paul und Petra Kahlfeeldt Architekten 


Se pueden albergar muchas dudas respecto a las estrategias y modelos urbanos elegidos para Berlín en su proceso acelerado de reconversión en Hauptstadt, pero no en cuanto al rigor, la coherencia y la férrea voluntad política con que se están llevando a cabo. Las gigantescas inversiones berlinesas están contribuyendo, al menos por el momento, a crear ciudad de calidad.

Sobre este telón de fondo de buena forma urbana se diluyen los contornos del famoso debate de la ‘nueva simplicidad’ (véase AV 50), hasta el punto de que se siente la tentación de coincidir con aquellos que lo han considerado una mera estrategia mediática. Obligados a convivir entre ellos y con otros objetos ajenos al debate en ese collage que es por definición toda ciudad, los ejemplos más militantes de uno y otro extremo de ese debate se convierten en simples comparsas de la obra bien orquestada a nivel urbano que es por ahora la capital alemana. Lo que se hace evidente como factor homogeneizador es la calidad constructiva, ya que no siempre arquitectónica, y el exquisito cuidado en el diseño de los espacios públicos y del viario. 

Y lo que también resulta palpable a la vista de los resultados es que en aquellas partes de la ciudad donde se imponía incuestionablemente una estrategia de cosido del tejido urbano consolidado, como en el entorno de la Friedrichstrasse, la aceptación de los planos de fachada y de las alturas de comisa no era ni mucho menos la peor de las soluciones posibles. Lo cierto es que son muchos los arquitectos que se han prestado a la férrea disciplina urbanística para dar lugar a soluciones plásticas de considerable interés. Tampoco es ajeno a ello el hecho de que muchos de ellos pertenezcan a un ámbito conceptual favorable a los principios homogeneizadores de la ‘nueva simplicidad’ defendidos por Lampugnani, Ungers, Kollhoff o Kleihues. Éste es el caso del berlinés Paul Kahlfeldt, director durante algunos años del estudio de Kleihues, y autor, junto con Petra Kahlfeldt, de una obra ya relativamente extensa en la que, además de montajes de exposiciones y artículos de reflexión teórica, destacan algunos proyectos de vivienda (véase AV 67) construidos desde el rigor geométrico. 

Las circunstancias anteriores proporcionan las claves que caracterizan el presente proyecto, un pequeño edificio pasante situado dentro de una manzana cuadrada en la esquina de Friedrichstrasse y Unter den Linden, el histórico eje este-oeste del centro histórico de Berlín; la manzana está dividida a su vez por una calle interior peatonal, llamada Rosmarinstrasse, y es a esta calle y a la paralela Behrenstrasse donde abren las fachadas de su estrecho volumen.

‘Tour de force’
Destinado a apartamentos, comercios y oficinas, el edificio es producto de un concurso para la remodelación de toda la manzana en el que obtuvo el segundo premio, y ocupa una estrecha franja entre un nuevo bloque de oficinas y viviendas, diseñado por Bóge/Lindner-Bóge, los ganadores del primer premio, y un antiguo banco ahora en proceso de rehabilitación. La planta responde a un esquema urbano tradicional berlinés: dos cuerpos iguales y simétricos resuelven las fachadas a las calles opuestas, sirviendo de unión entre ellos un cuerpo más estrecho orientado hacia el patio de manzana. Con sus nueve plantas, el edificio llega hasta la máxima altura de 30 metros permitida en la zona, sobresaliendo por encima de sus dos vecinos. Los 62 apartamentos son en realidad estudios y dúplex de reducidísimas dimensiones, destinados a hombres de negocios de paso por la ciudad, y se distribuyen simétricamente entre los tres cuerpos, con los dúplex en el cuerpo central.

La configuración ofrece una proporción relativamente alta de fachada con respecto al volumen total, de modo que los diminutos apartamentos disfrutan todos de amplia iluminación natural gracias a los grandes huecos acristalados. El meticuloso ejercicio geométrico de ajuste en planta del programa dentro de la estrecha parcela se mantiene al trasladarse a las otras dimensiones, alcanzando en las fachadas a la calle un cierto carácter de tour de force compositivo: la estricta cuadrícula en la que se integran todos los huecos se materializa en un aplacado de piedra caliza marina y en el despiece de las carpinterías implacablemente moduladas. Tan sólo en la fachada interior principal aparece una referencia abstracta a la estructura del edificio en la retícula, enfoscada en blanco para señalar los cantos de los forjados y los pilares en contraste con los machones de vidrio vitrificado que flanquean los profundos huecos. Por el contrario, en las fachadas interiores laterales, simples paños blancos perforados, desaparece de nuevo toda referencia constructiva.

A pesar de ello, es precisamente la calidad de la construcción y la atención a las cualidades de los materiales lo que otorga especial convicción al edificio. Perfectamente diseñados con una piel interior de pino de Oregón y una caja exterior de acero, los miradores-invernaderos a la calle, ligeramente sobresalientes, confieren volumen a la fachada, mientras que la textura del aplacado, en el que se ha dejado sin pulir el corte a sierra de la piedra, contribuye a la calidez matérica de las fachadas a la calle, con una estrategia frecuente en las propuestas minimalistas. De hecho, es mientras funcionan estas estrategias y mientras se mantiene el pulso entre la abstracción geométrica y la concreción constructiva, cuando más atractivo resulta el proyecto.

Y así, desde el punto de vista plástico, es inevitable lamentar que no se haya mantenido esa tensión al llegar al zócalo, donde las plantas baja y primera se han resuelto con una corrección elegante y convencional ajena a la lógica compositiva superior. De todos modos, probablemente no serán en este caso el tejido urbano del corazón histórico de Berlín ni sus ciudadanos los que, a la vista de otros ejemplos, se hagan eco de este lamento por no haber llevado más lejos la coherencia plástica: también en la arquitectura, lo mejor está reñido a veces con lo bueno...[+]


Obra
Apartamentos Rosmarin Karree, Berlín, Alemania.

Cliente
R. Karree Grundstücks.

Arquitectos
Petra y Paul Kahlfeldt

Colaboradores
Angeal Schoen, Kurt Bauer, Jóm Pótting (arquitectos); Ingenieurbüro Weiske und Partner, Ingenieurbüro Prof. Barthelmesse, Ingenieurbüro Scheer (ingenieros).

Fotos
Stefan Müller.