Ubicado en un sitio cerrado detrás de hileras de casas adosadas victorianas, el proyecto consiste en la rehabilitación de un antiguo taller de chapa metálica, reconvertido en oficinas en la década de 1980, y transformado actualmente en un conjunto residencial. El edificio que alcanza tres alturas contiene nueve viviendas —cuyo tamaño oscila entre 65 y 105 metros cuadrados—, distribuidas alrededor de un patio.

Evocando la herencia industrial del lugar, las nuevas fachadas de ladrillo de tonos grisáceos presentan una textura artesanal que se acentúa con los cambios de luz. Unas pilastras verticales subdividen las fachadas, enfatizando la verticalidad de la construcción. Los frisos y dinteles de ladrillo tienen un carácter ornamental.