Concebidas como la nueva ‘puerta’ del distrito de negocios de Viena en la isla del Danubio, las torres DC forman una pareja asimétrica que albergará un extenso programa de usos mixtos, desde oficinas hasta restaurante, pasando por un hotel y pisos privados. Recién terminada, la primera de las dos construcciones tiene una altura de 220 metros (250 con la antena) y se ha erigido con una solución tipológica de tubo, formada por un núcleo rígido de hormigón armado —donde se sitúan los núcleos de comunicación— y una malla de pilares en la fachada. El hecho de que la planta sea rectangular y tenga una crujía muy estrecha organiza el espacio interior en dos zonas claramente diferenciadas, de acuerdo a una polaridad de uso que se traduce también en la imagen del edificio, orientado hacia la plaza entre ambas torres. Así, mientras que la cara externa y los laterales del rascacielos se resuelven con una piel plana y rigurosa, la fachada interior cristaliza en una serie de planos ondulantes y facetados de vidrio, que la luz va cualificando conforme pasan las horas del día y las estaciones.