Situado en el barrio residencial de Setagaya en Tokio, el centro comercial Takashimaya se inserta en un tejido urbano de densidad media con amplias avenidas y aceras. La renovación de su fachada, llevada a cabo con motivo de su cuarenta aniversario, tiene el objetivo de crear un espacio transitable lleno de luz y vegetación protegido del sol directo y de la lluvia. A lo largo de los 140 metros del frente principal, una sucesión de lamas metálicas dispuestas transversalmente a la fachada establece la transición entre el edificio existente y los árboles de la calle. La vegetación crece entre las lamas blancas perforadas, desde el cerezo silvestre en planta baja hasta un jardín de rosas en el tercer nivel. Así, la nueva fachada funciona, además, como filtro verde que renueva el aire, amortigua la contaminación que llega al centro comercial y protege a los peatones del tráfico.

La estructura principal está formada por una secuencia de pilares cruciformes unidos transversalmente mediante barras de sección circular y cables que rigidizan el entramado ante las cargas y la fuerza del viento. Sobre los perfiles horizontales se apoyan las lamas, que varían progresivamente su altura y su forma para definir los accesos y generar un volumen orgánico.