Restauración de la cisterna romana de La Calderona en Porcuna (Jaén)
Pablo Millán 

Restauración de la cisterna romana de La Calderona en Porcuna (Jaén)

Pablo Millán 


Declarada Bien de Interés Cultural en 2014, la cisterna de La Calderona en Porcuna (Jaén) es un depósito de agua de la ciudad romana de Obulco, que se presupone vinculado a una infraestructura hídrica del municipium, posiblemente unas termas públicas. En la época del Imperio romano, el crecimiento de la extensa ciudad amurallada llevó a cubrir la zona con grandes pilares de piedra sobre los que se asentaron nuevas construcciones, comenzando así lo que se convirtió en su sepultación definitiva.

En la guerra civil española la cisterna sirvió como refugio antiaéreo. De manera fortuita, se produjo entonces un hallazgo que puso a los expertos sobre la pista de la infraestructura original: al bajar al subsuelo para protegerse de los bombardeos, los vecinos observaron que los pozos que tenían en sus casas formaban parte de una estructura más compleja.

Después de una larga y compleja restauración, la cisterna actualmente en funcionamiento se ha abierto al público. Para acceder a la cota del depósito, la intervención requirió, en primer lugar, levantar un edificio de nueva planta, que sirviera como centro de recepción de visitantes e integrara a su vez la rampa helicoidal de bajada con 100 metros suspendidos, que no tocan los restos arqueológicos. Para ubicar la nueva construcción se aprovechó un área vacía, situada en uno de los márgenes de la carretera más cercana, de forma que no se vieran afectadas las casas emplazadas sobre el conjunto romano. De esta forma, la búsqueda de un acceso a la cisterna acabó generando como añadidos además de la nueva construcción, un puente que atraviesa la calle de San Marcos y un túnel que pasa por debajo de las viviendas.

El proyecto está basado en la interrelación de realidades opuestas y que, frente a la complejidad, propone un discurso sustentado en la sencillez de una arquitectura limpia, geométricamente precisa que no entre en conflicto con la arquitectura patrimonial, presente tanto en la cisterna romana como en todas las edificaciones domésticas aparecidas durante la intervención arqueológica. Frente al espacio bajo rasante, oculto, en el que no entra la luz, se plantea un nuevo espacio claro y diáfano por el que el visitante transita, estableciendo un diálogo entre el patrimonio arqueológico y la arquitectura contemporánea.

La Vanguardia: La cisterna romana de Obulco, en Porcuna (Jaén), revive 2.000 años después