El principal objetivo de la renovación era dotar al estadio del Real Madrid de una fachada flexible y dinámica, reajustando la masividad de la construcción a la escala de la ciudad. La envolvente asimétrica fluye con superficies curvas para reflejar de manera cambiante la luz difuminada. Esta piel de acero presenta huecos que, mediante la parametrización de las lamas, garantizan la ventilación e iluminación naturales de las galerías exteriores.

Además de dotar al campo de fútbol de una cubierta retráctil que puede cerrarse por completo, la intervención incluye un nuevo acceso público bajo el vuelo de la fachada hacia el paseo de la Castellana. En el lado este, que mira a la plaza de los Sagrados Corazones, se encuentra otra entrada al estadio. Este espacio, anteriormente edificado, se acerca a la ciudad generando una plaza ligeramente deprimida. Está un nivel por debajo del estadio y da acceso público al museo del Real Madrid y a zonas comerciales. Al bajar el nivel de la plaza, se solucionan las entradas subterráneas a vehículos, mediante unos montículos que tienen una triple función: disimular las rampas de acceso; ocultar las chimeneas de ventilación entre la vegetación; y generar un muro verde que recoge el espacio libre central de la plaza, protegido del tráfico.

La actual remodelación del estadio sigue en fase de finalización y remate en todas las áreas interiores —incluyendo zonas de ocio, espacios VIP y áreas de prensa—, así como en la urbanización exterior. En cuanto a la circulación interior y, en especial, en las galerías, se está trabajando en la sustitución de la antigua iluminación por un sistema más eficiente.