Tal vez por sus conexiones con el mundo del arte, por sus colaboraciones con Claes Oldenburg —ese escultor de objetos cotidianos grandes como edificios—, o por su admiración por los viejos maestros constructores, Frank Gehry parece mantener vivo el sentimiento de que la arquitectura puede modificar la realidad social donde se produce. Es una versión fresca y californiana del viejo anhelo de los modernos: buscar las pautas plásticas de la nueva sociedad, algo que se perdió entre los apuros de la posguerra del 45.

El psiquiátrico de Yale es un edificio institucional, con difícil emplazamiento y difícil contenido. Situado entre el conjunto de equipamientos sanitarios de New Haven y un área decrépita en remodelación, es un centro para adolescentes con trastornos graves y para jóvenes adultos, con 66 camas dependientes de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale. Se trata, pues, de un psiquiátrico para pacientes con largas estancias y complejo tratamiento...[+]