Un vacío semiexterior configura una plaza pública para el disfrute de los estudiantes del Instituto de Tecnología de Kanagawa, centro universitario que no dudó en plantear este nuevo proyecto al autor tras haber completado unos relucientes talleres en el mismo campus. Un tapiz continuo se adapta suavemente al irregular terreno e invita a los visitantes a apropiarse del espacio al gusto, mientras que una ondulante cubierta se despliega a poca altura sobre él, tensando las relaciones entre los planos de suelo y techo.

Llevando hasta sus últimas consecuencias la definición de versatilidad, la cubierta salva portentosas luces sin apoyos interiores, y deja a resguardo un espacio diáfano que se siente al aire libre gracias a perforaciones rectangulares de gran formato. Conformada con chapas de acero soldadas —de apenas 12 milímetros de espesor—, esta suerte de velarium se dilata y contrae en función de las temperaturas y se abre a un cielo que intensifica la tornadiza experiencia espacial.