Este edificio de oficinas se sitúa en la zona sur del conjunto urbano de usos mixtos que se extiende entre las estaciones de King’s Cross y St. Pancras, en Londres. Debido a su posición exenta junto a una nueva plaza pública, el volumen es visible desde todo su perímetro, lo que le confiere una fuerte identidad. Una retícula de elementos tectónicos horizontales y verticales genera un alzado rotundo: los forjados de hormigón se extienden más allá de la envolvente del edificio mientras que las 396 columnas de hierro fundido enfatizan y articulan el ritmo de la fachada, aportando carácter y profundidad, al mismo tiempo que hacen referencia a las estructuras tradicionales porticadas. Las columnas se separan del cerramiento en la fachada sur, delimitando balcones en los pisos superiores y creando un frente continuo hacia la plaza. En el resto de las orientaciones, los pilares se alinean con el cerramiento y forman parte de la envolvente.

Fabricadas en la ciudad canadiense de Halifax, las columnas de hierro fundido reproducen un relieve de cintas entretejidas. La escala y la materialidad de este patrón textil recuerda, por un lado, al pasado industrial del entorno urbano y, por otro, a la teoría de Gottfried Semper sobre la importancia del tejido en la evolución de las estructuras construidas por el hombre.

A nivel de calle, la fachada se retranquea para conformar una columnata de doble altura que remite a la stoa clásica. El carácter público y la actividad social de este pórtico, que protege a los peatones de la lluvia, se intensifica mediante una salida de metro y dos locales comerciales incluidos en la base del edificio. De esta forma, se suaviza la transición entre el interior y el exterior, y se fortalece la conexión entre el bloque exento y la ciudad. Las entradas principales se sitúan en las fachadas este y oeste, y dan acceso a un amplio vestíbulo revestido con mármol negro italiano en el zócalo y acabado con enfoscado blanco en la parte superior de las paredes. Tanto la estructura principal como los ejes de comunicación vertical se agrupan en dos núcleos situados en el centro, que determinan la distribución interna de las ocho plantas diáfanas de oficinas, maximizando la flexibilidad de los espacios de trabajo y la accesibilidad tanto para usuarios como para visitantes. El último nivel se concibe como una ‘tiara’ que corona el edificio, con una altura superior al resto para señalar su especificidad. A pesar de la imagen regular de los alzados, subrayada por la imponente presencia de las columnas y los forjados, cada sector contiene ligeras variaciones que se adaptan a su función y su orientación.