A pocos metros de su actual sede en Granada, Cruz Roja decide ampliar sus instalaciones en un local en los bajos de un bloque residencial, al final del céntrico paseo del Salón. La intervención responde a dos necesidades: reagrupar los equipos dispersos por la ciudad, y dar mayor visibilidad a la institución en el devenir diario del ciudadano.

Con una superficie de 450 metros cuadrados, la propuesta implementa los usos demandados en un local irregular: aula multiuso para actividades culturales y de formación, espacio grupal de trabajo, despachos y espacios de servicio. Por otro, su estratégica posición urbana y su geometría triangular, con tres fachadas a la vía pública, lo convertía en un lugar muy expuesto.

El espacio flexible de trabajo se fragmenta a través del mobiliario: armarios, taquillas y celosías. Si en el interior los cerramientos no llegan a techo para permitir el paso de luz, en el exterior la apertura de fachada lleva al extremo las posibilidades de los huecos originales. Para intensificar la relación dentro-fuera, un banco corrido recorre linealmente la fachada norte, entre la calle y el local, generando un lugar de encuentro entre Cruz Roja y la ciudad de Granada.

El cartón, reciclado y reciclable, se introduce como material capaz de simbolizar la decidida apuesta de Cruz Roja por una actuación sostenible y concienciada con el medio ambiente. Un único elemento, el tubo o ‘mandrino’ (en formatos de 10 y 20 cm) sostiene la propuesta en combinación con tableros de DM. El cartón actúa como material estructural, cerramiento, luminaria, falso techo, celosía, trampa acústica o de filtro para el aire de ventilación. El resto de acabados (vermiculita proyectada, tablero acústico de viruta de madera, hormigón, etc.) enfatizan esta decisión. 

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