Además de los objetos esenciales de la cultura china, el museo palaciego alberga una enorme cantidad de exquisitas piezas asiáticas, entre las que se encuentran obras de jade del Islam, objetos de los budistas tibetanos, piezas lacadas japonesas, pinturas, manuscritos, piezas cerámicas y distintos documentos diplomáticos y geográficos que explican la historia de los pueblos asiáticos. Dichos fondos, que proceden en su mayor parte de la colección imperial traída por el último emperador de la Ciudad Prohibida en 1949, dan forma a una institución de rango mundial, comparable al Museo Británico de Londres. La nueva ampliación de Taibo, que complementa al museo de Taipei, hará hincapié en la naturaleza pan-asiática del museo y de sus fondos y en la relación entre todas las culturas del continente. El museo se organiza como un recorrido fluido, imitando la trayectoria lineal de la tinta, llena de trazos líricos y fuertes puntuaciones. Los visitantes acceden a un patio central desde el que comienza la visita y sobre el que se eleva una montaña artificial que tiene la capacidad de representar el museo y la región. El resultado es un paisaje rodeado de agua, que emerge de un zócalo de mármol y que se compone de una secuencia de galerías revestidas de bronce... [+]