Durante siglos, el barrio de Murvorstadt permaneció a la sombra del casco antiguo de Graz, situado en la orilla opuesta del río Mur. El puente que unía ambas riberas y gran parte de los edificios que lo rodeaban, quedaron destrozados tras una inundación acaecida en 1827, provocando un proceso de regeneración urbana que incluyó la construcción de un puente moderno y la adopción de nuevas medidas de seguridad. Tras el desastre, los deseos de revitalización del barrio cristalizaron en un innovador edificio multifuncional comercial y de ocio, con vocación de punto de encuentro, conocido como la Eisernes Haus (casa de hierro), para cuya construcción se empleó una tecnología de vanguardia, ya que fue el primer edificio de Europa construido con estructura de fundición. Además de su condición de objeto tecnológico importado de Inglaterra, de su vocación de ligereza y transparencia, la nueva Kunsthaus de Graz comparte, dos siglos después, idénticos objetivos que la Eisernes Haus, junto a la cual se levanta.

Durante el día, el nuevo centro de arte contemporáneo aparece como una fluida nube azul que se adapta al vacío dejado por la demolición de varios edificios de vivienda, y que se mantiene cuidadosamente distante del suelo sobre el que flota y de los inmuebles contiguos. Este globo ondulante de piel de metacrilato alberga todas las exposiciones en su interior, estableciendo una diferencia clara entre las dependencias sujetas a horario museístico y el resto. Fiel a este modelo de organización que separa las distintas funciones en volúmenes distintos, el restaurante ocupa una especie de cabina estrecha y alargada formada por dos cerchas metálicas paralelas —que vuela sobre el costado que da a la calle principal—, y las tres plantas de aparcamientos que garantizan el poder de convocatoria del museo se sitúan bajo el suelo.

En el nivel de acceso, una rampa mecánica atraviesa la planta de norte a sur y conduce al vientre de esta burbuja zoomórfica. Los dos forjados dispuestos en su interior albergan las dos salas de exposición del museo, una casi sin luz natural y la otra iluminada por una serie de lucernarios orientados al norte, responsables de la imagen de víscera jurásica que ofrece el edificio desde el aire. Por la noche, una instalación de 930 fluorescentes circulares estándar de 40 W situados bajo la piel curva de metacrilato azulado, combaten la opacidad del volumen iluminando su fachada más pública al tiempo que permiten componer mensajes gráficos que alertan sobre la posición del nuevo edificio cultural... [+]


Cliente Client

Ayuntamiento de Graz, Kunsthaus Graz

Arquitectos Architects

Spacelab: Peter Cook, Colin Fournier

Colaboradores Collaborators

Peyker, Domenig, Eisenköck (arquitectos asociados associated architects); Niels Jonkhans, Mathis Osterhage, Marcos Cruz, Nicola Haines, Karim Hamza, Anja Leonhäuser, Jamie Norden

Consultores Consultants

Bollinger & Grohmann (estructura structure); Realities United (fachada electrónica electronic facade); Kress & Adams (iluminación lighting); Bogner Cultural Consulting (museografía museography).

Fotos Photos

Elvira Klamminger, Paul Ott; Paul Raftery/View; Peter Durant/Arcblue; Niki Lackner; Monica Nikolic.