En el corazón del campus del Real Instituto de Tecnología (KTH) de Estocolmo se ubica, aprovechando el espacio de un patio preexistente, la nueva escuela de arquitectura. Los contornos curvos del edificio, que cuenta con 9.140 metros cuadrados y seis plantas, se convierten en su sello de identidad. Tanto el exterior de la escuela como los espacios interiores se diseñan con este tipo de perfiles, con el objetivo de fomentar el movimiento, alentar la circulación e integrar el edificio en su entorno.

 La fachada está formada por una serie de paneles de acero cortén que sobresalen cuando enmarcan los ventanales, y sus tonos rojizos conectan visualmente el volumen con las construcciones de ladrillo próximas, levantadas a principios del siglo XX. Este material, además, contribuye al mantenimiento de la eficiencia energética. En el interior, las superficies de hormigón visto se alternan con paneles de madera que mejoran las condiciones acústicas de las estancias.