Promovido por cuatro amigos sobre una parcela de la zona histórica de Barranco, este edificio residencial aprovecha la complejidad y contradicciones de la normativa urbanística de este antiguo distrito de Lima: altura máxima limitada a doce metros, alineamiento sobre la calle, huecos de proporciones verticales y la obligatoriedad de liberar un 30% de la superficie del solar. Con estas limitaciones como punto de partida, se optó por separar el programa doméstico de la fachada y así generar un área de transición, concebida como un gran patio, entre el espacio público y la intimidad de los apartamentos. Desde el exterior, la ausencia de carpintería o vidrio en los huecos confiere al conjunto un aspecto de obra inacabada, como una suerte de ruina contemporánea. Hacia el interior, las viviendas se abren completamente al patio mediante grandes paños de vidrio. Cada una de ellas cuenta con una generosa terraza que, a modo de puente, las conecta con el muro de fachada, al tiempo que funcionan como lugar de encuentro y socialización entre los vecinos. Además de garantizar una ventilación e iluminación adecuadas y de dar lugar a una rica espacialidad, el vacío liberado aloja el aparcamiento en la planta baja, evitando el sobrecoste de excavación de un sótano…[+]