En el distrito neoyorquino de West Chelsea, al sur de Manhattan, en el número 100 de la 11ª Avenida, cerca del parque urbano High Line y junto a la sede de IAC (InterActive Corp) de Frank Gehry, se alza un nuevo edificio de apartamentos de lujo de 23 plantas de altura, que combina una fachada curva, acristalada y fragmentada con una severa fachada interior en ladrillo oscuro semejante a las de los edificios históricos de la zona. Se trata del condominio primero conocido como 100 11th Avenue, posteriormente llamado Vision Machine y al final rebautizado como Nouvel Chelsea por razones de comercialización.

En la planta de contacto con la calle, un zócalo de siete plantas de altura conformado por un entramado metálico permeable que se separa unos cinco metros de la fachada del edificio configura un atrio semiabierto en cuyo interior flotan árboles de porte medio como en un jardín colgante. En ese cuerpo inferior que dialoga con el entorno cercano se encuentran también las terrazas y loggias —espacios acristalados, abiertos y cerrados respectivamente— de las seis primeras plantas de apartamentos y un patio semiabierto donde se sitúan el restaurante y la cafetería de la planta del vestíbulo. Entre los servicios comunes ofertados en el inmueble se encuentra además una piscina de 25 metros, en parte al aire libre y en parte cubierta, una sala de fitness, un jardín para propietarios, una bodega, cajero automático y conserjería las 24 horas del día.

Los 72 apartamentos de lujo que ofrece el edificio —uno de ellos, un ático de dos plantas de 435 metros cuadrados— van desde los 83 a los 194 metros cuadrados, y cuentan con de uno a tres dormitorios. La planta tipo tiene cuatro apartamentos: los dos de los extremos, de mayor tamaño y pasantes; y los dos centrales, de un solo dormitorio y una orientación. La mayoría ofrece cocinas de tipo americano equipadas con encimeras de terrazo diseñadas por Nouvel, baños de Corian con griferías Jado, del mismo autor, y puertas pivotantes.

La fachada curva que caracteriza la torre abarca todo el ancho del solar en un gesto que maximiza tanto la superficie que da frente a la calle como las vistas desde el edificio, de modo que todos los apartamentos reciben luz y vistas de la orientación sur y oeste. Así, todos los apartamentos cuentan con un frente a la calle con una longitud de entre 10 y 53 metros, y fachadas de suelo a techo, divididas en varias hojas de vidrio enmarcadas en potentes carpinterías. El muro cortina se divide en grandes marcos o bastidores de estructura de acero, de entre 3 y 5 metros de alto y hasta 11 metros de luz; dentro de ellos se encajan varias ventanas de distintos tamaños, en las que las hojas de vidrio —en tonos que van del verde al azul, que se convierten en dorados o grises, según la luz reflejada— se sitúan giradas tanto respecto al eje vertical como al horizontal, estableciendo una superficie discontinua, casi craquelada. El resultado es un edificio cuya envolvente se percibe como una piel cambiante a lo largo del día desde la calle, y que ofrece a sus habitantes vistas enmarcadas de la ciudad. En contraste con la principal, la fachada posterior, orientada al norte y al este, es de ladrillo visto pintado de negro, aunque cuenta también con huecos de dimensiones variables, igualmente girados en vertical y horizontal, perforados en los muros macizos... [+]