A través de una cuidadosa restauración, el proyecto transforma los antiguos molinos de una fábrica de papel en una destilería para la marca Bombay Sapphire. Situado junto al río Test, en la aldea de Laverstoke, el emplazamiento presentaba un aspecto heterogéneo fruto de sucesivas ampliaciones. El primer paso consistió, por tanto, en evaluar las diferentes construcciones para recuperar las más importantes y eliminar las más recientes, que distorsionaban la imagen unitaria del conjunto. De igual forma, se rehabilitó el curso original del río —que había sido canalizado y estaba prácticamente oculto— restaurando su cauce natural y recuperando su protagonismo. En lugar de crear un centro de interpretación como planteaba el encargo, se decidió integrar el programa turístico en las instalaciones reales, de manera que los visitantes puedan presenciar el proceso de fabricación, que todavía sigue la receta de 1761 en la que se infunde la ginebra con los vapores de diez tipos de hierbas. Los invernaderos para cultivar estas plantas, que recrean los climas tropical y mediterráneo, se conciben como el punto culminante del recorrido. La geometría de las campanas de vidrio se retuerce para conectar con el interior de los edificios de ladrillo originales, y aprovechar así el exceso de calor que se disipa en el proceso de destilación.