Situado en los alrededores de la localidad de Hofheide, al noreste de Bruselas, el crematorio se levanta sobre una cuenca pantanosa que destaca en la horizontalidad del paisaje de la planicie flamenca. El edificio principal, rodeado por el pantano, está enmarcado dentro de un paseo perimetral que, a modo de deambulatorio, recoge el trazado de tres caminos que se extienden por el terreno: el primero de ellos conecta con el aparcamiento, situado al norte del solar e integrado en un bosque; el segundo lleva hacia un columbario situado en el lado opuesto, con un campo de urnas y una zona de esparcimiento de cenizas frente a un huerto; el tercero, que recorre longitudinalmente el solar hacia el este, conduce a un pequeño cementerio reservado para sepulturas familiares. El edificio se organiza como una serie de cajas con su circulación interior propia, relegando los espacios técnicos al nivel de sótano y liberando la planta baja, algo inferior a la cota del pantano, para su uso como lugar de reunión, ceremonia y recogimiento. Una fina piel de acero en celosía recubre la construcción, dejando una franja continua en la base que introduce el paisaje en los rituales de despedida y acompañamiento. Sin una forma de culto preestablecida, el crematorio emplea la naturaleza como telón de fondo para la celebración.