Situado en la capital de las Islas Feroe —un país autónomo dentro del Reino de Dinamarca, como sucede con Groenlandia—, el nuevo centro diseñado por BIG agrupa tres instituciones diferentes en un edificio único de 19.200 m² de superficie donde estudian unos 1.200 alumnos y trabajan cerca de 300 profesores, lo que lo convierte en el mayor complejo educativo construido en la historia de este pequeño archipiélago del Atlántico Norte.

La propuesta se asienta en un solar a las afueras de Tórshavn, sobre una colina elevada unos 100 metros sobre el nivel el mar desde la que tiene unas magníficas vistas panorámicas sobre los montes circundantes, el puerto —con la histórica península de Tinganes— y el océano. El proyecto, que aspira a convertirse en un punto de referencia emblemático dentro del perfil de la ciudad, se concibe como un remolino cristalino y escultórico parcialmente enterrado en el terreno, que proyecta sus contundentes brazos sobre el entorno. Con este audaz gesto arquitectónico se consigue que las distintas partes del programa —entre las que se encuentran un centro de enseñanza secundaria, una escuela de negocios y un instituto politécnico independientes— puedan funcionar separadamente pero compartan un campus común que promueva el encuentro entre los estudiantes y el trabajo colaborativo. Este núcleo simbólico y programático se materializa en un vacío circular de 32 metros de diámetro, concebido como una plaza cívica donde convergen múltiples intereses y actividades académicas. Este espacio, iluminado cenitalmente mediante una amplia cubierta acristalada, se modela en niveles escalonados y plataformas conectadas por escaleras que evocan el ondulado paisaje feroés, y en las que se distribuyen las instalaciones de uso común como la biblioteca, la cafetería y algunas salas de estudio grupal. Los usos restantes se alinean en cinco bandas programáticas colocadas en varios pisos alrededor de la rotonda central que se prolongan en voladizos orientados progresivamente en distintas direcciones.

Los forjados de los anillos se apoyan en una estructura de columnas radial combinada con cinco núcleos de comunicación —donde se encuentran las escaleras de incendios— que contribuyen a estabilizar el conjunto. Los cuerpos volados se realizan con grandes cerchas de acero que en algunos tramos atraviesan parcialmente el atrio, lo que define un perfil interior variado y dinámico. Para aprovechar la tenue luz septentrional, las fachadas se cierran con una envolvente facetada de vidrio que a su vez permite a los usuarios asomarse al paisaje.