Plymouth es una ciudad fortificada y gris que se sitúa entre el parque natural de Dartmoor y el mar. Sus graníticos muros, acostumbrados a la presencia de soldados y marineros, encierran una pequeña pero intensa actividad cultural de la que el Theatre Royal es, desde su apertura en 1982, un destacado exponente. Durante veinte años, este teatro ha servido como lugar de encuentro entre el público e importantes compañías de teatro, así como centro de producción de obras de vanguardia.

Debido a este éxito y con el objetivo de dar respuesta a la demanda de más espacio donde ensayar, construir decorados, almacenar vestuario y formar a jóvenes profesionales se ha construido un nuevo centro de producción que reúne todas las actividades en un solo lugar, evitando así el trasiego de actores y vestuario entre Londres —centro indiscutible de la industria teatral y lugar frecuente de ensayos— y Plymouth. Los actores están disponibles para que se les tomen medidas mientras ensayan y al mismo tiempo que se construyen los decorados. Los diseñadores, los productores y los directores cuentan con espacios para trabajar en el mismo edificio, permitiendo que el proceso de producción sea un todo integrado. El centro ofrece además la posibilidad de que los estudiantes sean testigos de todo el trabajo previo a la puesta en escena, y favorece el contacto entre éstos y los actores profesionales.

El nuevo edificio se alza en una península artificial formada por rocas de relleno y que se adentra en el río Plym, dentro del barrio industrial de Cattedown, un área que se encuentra a gran distancia del centro y que estaba lo suficientemente deteriorada como para merecer las subvenciones que buscaba el proyecto. El conjunto, cuyas enormes dimensiones están en relación con la escala de las producciones teatrales, se compone de un edificio longitudinal que alberga la mayor parte del programa —talleres, almacenes y oficinas—, al que se añade en el lado terrestre un gran espacio para el montaje de decorados, y en el lado del río tres volúmenes correspondientes a las salas de ensayo (inicialmente cuatro), que constituyen su imagen más característica. Una malla textil de bronce fosforoso reviste estas tres piezas, transformándolas en mullidos volúmenes pardos que jalonan el paseo público a lo largo de la ribera. La fachada del espacio de montaje se reviste de madera de contrachapado recubierta de zinc y, en el interior, los suelos radiantes que cubren todo el edificio y los pavimentos de madera pulida de los espacios de circulación resumen la auténtica naturaleza de este centro de producción: un ir y venir de pies descalzos... [+]