Inspirado en los secaderos de tabaco tradicionales, el centro cultural La Gota está formado por cinco cajas apiladas que se revisten mediante una piel cerámica permeable. El proyecto pretende crear un nuevo foco urbano en la villa de Navalmoral de la Mata —capital de la comarca cacereña de Campo Arañuelo— a través de un programa híbrido que incluye una sala de exposiciones temporales, la muestra permanente de la pintora Sofía Feliú y el Museo del Tabaco.

Los volúmenes se apoyan uno sobre otro en posiciones desfasadas respecto al eje central, generando grandes voladizos que arrojan sombra. Está disposición también se inspira en una planta de tabaco; ya que, de la misma forma que las hojas crecen a partir del tallo, los forjados comparten un mismo eje central y avanzan en distintas direcciones. Para salvar estas grandes luces, la estructura se construye con un sistema de postesado que por medio de armaduras activas genera esfuerzos de compresión en el hormigón después del vertido y el fraguado. Así, se mejora la capacidad resistente, se disminuye la fisuración y se limitan las deformaciones, permitiendo reducir el espesor de los forjados y el consumo de material.

La fachada, por su parte, se construye mediante un sistema industrializado de láminas flexibles formado por piezas cerámicas que se enhebran en una red de cables trenzados de acero. En los volúmenes superiores las piezas se alternan en forma de damero, imitando el aparejo de los secaderos de tabaco; mientras que a nivel de calle el patrón parte de un tramo opaco que se va desmaterializando. Esta malla reticular se ancla a unas guías atornilladas al forjado superior y a unos apoyos puntuales de retención contra el viento situados en la losa inferior. Tras esta primera piel permeable, se dispone una segunda envolvente de vidrio que combina carpinterías fijas y practicables. El espacio intersticial entre estas dos capas funciona como colchón térmico, regulando la temperatura en las épocas estivales gracias a la sombra arrojada por la celosía y a la ventilación a través de los huecos. En las zonas donde las cajas vuelan, la estructura se escalonan para crear el efecto de que una losa se apoya sobre otra, sin necesidad de duplicar los forjados.

En el exterior, un jardín vertical con plantas de tabaco y otras especies autóctonas prolonga el espacio de exposición y contribuye además al ahorro energético ya que aporta humedad y refresca el ambiente. En el lado este de la parcela, el edificio se retranquea respecto a la fachada colindante, generando un pequeño espacio público que contiene un banco y una palmera.