La cada vez más patente influencia exterior y el vertiginoso ritmo de desarrollo interior han provocado en la sociedad china la aparición de un modo de vida orientado hacia el trabajo. En orden a conseguir una calidad de vida mayor, los horarios de oficina aumentan y los individuos están más solos; es decir, se tiene más dinero pero menos amigos. Identificada esta situación, la casa junto a la muralla pretende propiciar un ambiente para el descanso y las relaciones sociales.

El programa de esta casa de fin de semana se modifica para intentar mejorar dos aspectos de la vida diaria que se están perdiendo y que se consideran imprescindibles: el contacto con el exterior —con la naturaleza— y la relación con los demás. Para ello se diseña un volumen en el que terrazas, porches, patios y balcones, es decir, espacios intermedios, ponen en contacto al hombre con el medio natural. Y los espacios de vida comunitaria, salas, estares, corredores y miradores, se multiplican y sobredimensionan, de manera que se posibilite el encuentro entre los inquilinos de la casa. El sosiego del patio de entrada encuentra su eco en espacios como el comedor, el salón y las áreas de descanso de la terraza principal. Las aperturas se suceden en todos los ángulos y orientaciones... [+]